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  • Foto del escritorMaite R. Ochotorena

Bocaditos de Suspense: «Alumno aventajado»



cirujanos

—No tengas prisa, hazlo despacio, muy... despacio...

—¿Así?

El doctor Borg asiente. Sus ojos siguen el corte perfecto que Jonas está trazando. Tiene un pulso equilibrado, sin el menor temblor. Sus dedos largos son delicados pero fuertes, en la medida exacta. Termina la incisión, larga y profunda, y aparta el bisturí.

—mmmmm

El doctor piensa un momento, aún no tiene claro si Jonas está listo para el siguiente paso. El chico, como si le hubiera leído la mente, se apresura a sonreír.

—Puedo hacerlo —asegura.

—No lo dudo —el doctor también sonríe por encima de su mascarilla—. Lo que me pregunto es si hemos llegado al momento adecuado para que lo hagas. Verás, Jonas, cada cosa a su tiempo. Si me equivoco, y te expongo a una experiencia así antes de tiempo, todo podría irse al traste. No te recuperarás. Lamentaría mucho que eso sucediese.

Su aire es paternalista, y a Jonas le escuece en su orgullo. Asiente, ahora más serio. Mira el corte profundo y perfecto que acaba de hacer. Ha penetrado la carne y los músculos. La sangre mana en un reguero fresco y brillante. Quiere más, quiere dar el siguiente paso, y demostrarle al doctor que está preparado. Alza la mirada y le dedica a Borg una sonrisa segura.

—Puedo hacerlo. Déjeme intentarlo por favor.

El doctor lo medita un instante. Su alumno es el más aventajado, es brillante, ha avanzado mucho en poco tiempo, y demuestra una sangre fría sin parangón. Con un leve asentimiento, le hace entender a Jonas que le da permiso para hacer su intento.

Jonas no puede creerlo. Una descarga de adrenalina recorre sus venas, el corazón se le dispara... Respira acelerado dentro de su mascarilla.

Un momento... Se inclina hacia el corte que ha hecho. Inspira despacio. Sabe que debe tranquilizarse. Alarga la mano e introduce los dedos en la herida, luego la mano completa, desnuda, para sentir más... Palpa el estómago. Sonríe.

—Adelante —le anima Borg—. Tu hermana ya no despertará más. Una vez extraigas el estómago estará muerta. ¿Supone eso un problema para ti?

A Jonas le brillan los ojos de excitación. Mira de reojo el rostro de su hermana. Está despierta, pero no puede moverse. Le mira con el horror dibujado en su cara de torta. Ya no volverá a mirarle así. La odia. Ojalá sufra.

Mete la mano hasta el fondo y rodea el estómago con los dedos.

—Ninguno, doctor Borg.

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