—...pero yo nunca he creído en eso... No hay nada después de esta vida, eso es lo que yo creo. Te mueres y se acabó...
—Pues me parece muy triste. Morirte y pensar que se acabó, yo sigo creyendo que hay algo más, tiene que haberlo... o yo no tendría sentido.
—¿Tiene que haberlo? ¿«Tiene» que haberlo? Eso es sólo porque te asusta la idea de desaparecer sin más, eso es la soledad. Mi postura es más valiente, acepto la realidad, no me invento cielos, ni dioses, ni...
—Ya... Pero está la Fe. Yo tengo Fe. No miedo.
—¿Fe? Otro invento para justificarte. Acéptalo, cuando te mueres, te mueres, y no hay más. Si lo piensas, es un alivio, no tener que pensar en cómo será, si bueno o malo, si tendrás que rendir cuentas o qué o ante quién...
—Eso es «miedo» —se carcajeó el otro.
—No, no es «miedo».
—Es miedo. Entonces... ¿estás convencido de que no hay nada más?
—Convencido.
—¿Y por qué hablas con un muerto?
Dom se giró, abrió mucho los ojos, y no vio nada ni a nadie a su lado.
© 2018 Maite R. Ochotorena #bocaditosdeintriga #bocaditosdesuspense #bocaditosdeterror #bocaditosdemisterio